jueves, 31 de julio de 2008

La Iglesia Católica y la Comunicación/Educación


La llegada del siglo veintiuno planteó a los analistas sociales una serie de inquietudes sobre los intereses que moverían a los segmentos de la sociedad en este nuevo tiempo. En etapas anteriores, elementos como la política, la música y las grandes crisis mundiales guiaban las preocupaciones de la gente, no obstante, temas el neoliberalismo, la tecnología y la globalización han integrado, especialmente en los grupos etáreos más jóvenes, una serie de elementos que hoy los identifican. Esto, en el caso chileno, ha dado origen a una serie de grupos que han generado una impronta por influencias de diferente tipo, pero que hay producido una ampliación de las alternativas, básicamente que no está movilizada por los temas tradicionales que impulsaban a actuar a estos mismos grupos en décadas anteriores.

El concepto de la Comunicación/educación plantea la importancia de un análisis de manera interdisciplinaria de estos dos elementos que hoy deben buscarse como elementos de una permanente búsqueda de cada ser humano de una educación concebida por el estudiante y no para el estudiante, como lo plantea Paulo Freire. De acuerdo a lo que este autor postula, la Iglesia Católica representaría una de las estructuras que implican un grado de “opresión” dentro del proceso formativo de las personas, por su posición jerarquizada y valores que se consideran dentro de lo tradicional y que han permanecido como un referente importante dentro de las culturas latinoamericanas, a pesar del paso de los tiempos y del público conocimiento de nuevas situaciones de escándalo de índole sexual y de la fuerte penetración de la Iglesia Evangélica dentro de los chilenos.

A la luz de estos planteamientos iniciales, resulta interesante conocer cómo se desarrollan y se mantienen hoy los grupos considerados tradicionales como por ejemplo el de una comunidad religiosa y cómo van construyendo lazos y modificando su concepción de mundo en una circunstancia social tan delicada, en donde los padres y las madres trabajan, las familias monoparentales abundan y el grado de compromiso formal entre los jóvenes disminuye.

El grupo elegido para analizar esta instancia de estudio de la comunicación y la educación es un segmento de jóvenes integrantes de las comunidades religiosas de la Parroquia San Antonio María Claret de la comuna de San Miguel. Estos jóvenes son hombres y mujeres entre los 14 y los 21 años que se preparan para recibir el sacramento de la confirmación, un acto por el cual el bautizado reafirma y confirma su fe, ahora en plena conciencia de su decisión.

Lo primero que llama la atención es que en esta etapa de la vida, usualmente los jóvenes están haciendo una desvinculación de los paradigmas familiares y aquí, nos encontramos con un sector que aún mantiene una fuerte base de ese modelo. ¿Qué los lleva a estar aquí y no en otro lugar? ¿Qué los hace reconocerse como un grupo dentro de los cánones tradicionales culturales? ¿Cómo participan en una institución que ha sido sometida a tantas críticas?


¿Por qué confirmarse?

La confirmación (que es requisito eclesiástico para contraer matrimonio religioso) en una sociedad chilena en la cual, de acuerdo a las últimas estadísticas, más de la mitad de los niños nacen en una situación de parejas no constituidas formalmente en matrimonio. Las relaciones son cada vez más libres, entonces, ¿por qué hacerlo?

Guillermo, uno de los monitores de los grupos, asegura que en esto influye la familia y la influencia que éstos ejercen sobre cada uno de los jóvenes. En el caso de Jonathan, de 15 años, fue convencido por un amigo cercano, con el cual comparte grupo de comunidad. Señala que en su casa no hay un tema de fe, pues no todos sus hermanos están confirmados, y fue su mejor amigo es quien le habla de participar (el que lo trae) y a la vez, éste fue convencido por su hermana para concurrir a la iglesia, ya que le señaló la importancia de entregar más tiempo a la vida espiritual. La hermana ya hizo su confirmación.

Laura, una chica de 18 años, señala que muchas veces, ante las preguntas de sus amigos que no tienen una fe de por qué de sus creencias, ella asegura pedir respeto por sus creencias, que defiende porque las considera importantes para su vida.

Por ser un grupo religioso, y perteneciente a un estamento normado como la iglesia, no es fácil establecer un elemento que los diferencia de otros. Pero lo tienen y es una forma que les permite estar más cerca.





Tolerancia a la diferencia: Homosexualidad

Una de los planteamientos naturales que supone la temática de la Comunicación/educación es el conocimiento en base a la experiencia. Pero, ¿cómo se puede ser tolerante y, a la vez, aceptar lo que la doctrina señala como “antinatural”?

Hay quienes aceptan a los homosexuales, así como hay quienes que sencillamente se declaran homofóbicos. Andrés asegura que se siente incómodo con un homosexual cerca, sostiene que le dan “rabia” y que no los tolera en lo absoluto. Cree que son hombres que no han tenido un referente masculino próximo que les haya marcado la tendencia o bien son personas enfermas. Juan señala que su posición es absolutamente contraria a la presencia de ellos cerca de él, pero que por motivos laborales conoció a un joven que, tras conversar con él y compartir tiempo de trabajo, le comentó que es homosexual. Señala que ha reconocido que “es una persona muy buena, responsable y amistoso”, por lo que hoy siente que su mirada sobre el tema se ha modificado sustancialmente. Por otro lado, Laura comenta que tiene un amigo que hace un año le confesó abiertamente que es homosexual, provocando el rechazo de su entorno, pero ella confiesa que hoy es uno de sus apoyos y que le agrada tener su amistad, porque ha aprendido a valorarlo independiente de su condición. Viviana señala que una conocida resultó ser lesbiana, y se convirtió en algo dificultoso relacionarse con ella, debido a que siempre pensaba que la observaba con otras intenciones, sin embargo su contraparte estaba siempre muy relajada. Viviana reconoce que el género del homosexual le facilita o le dificulta la vinculación, debido a que para ella es más fácil relacionarse con un par sexual que con una persona que busca una pareja.

Daniela cursa su enseñanza media en un colegio de mujeres, en donde cuenta que por la naturaleza del género, abundan los rumores sobre las opciones de las compañeras de diferentes niveles. Comenta que tiene amistad con una joven de su edad que se asume como bisexual, y si bien reconoce la dificultad de su aproximación al conocer la información, posteriormente la “buena onda” entre ambas y el nulo interés de una relación de carácter sexual, ha contribuido a mantener el vínculo entre ambas.

Cristian reconoce una cualidad de mayor apertura de mente en las personas de esta postura sexual y asume que ha aprendido de ellas en función de la convivencia. Cree que ellos han elegido ser como son, y que por lo demás no debería escandalizar el tema. Hoy hay más apertura, pero la homosexualidad en hombres y mujeres ha existido siempre, sólo que antes no se comentaba de manera pública.

Quienes asumen públicamente su fobia a los homosexuales, explican que les resulta demasiado complejo de enfrentar, lo que dentro del proceso del autoaprendizaje en la tolerancia es difícil de asumir. Ahí se denota lo que puede considerarse como el proceso de modelos y que implican claramente que su etapa de mutación del paradigma está aún en una fase muy inicial. No obstante, es importante señalar que la Iglesia se muestra oficialmente menos tolerante que muchos de sus fieles, generando aquí una primera apertura a temas de complejidad moral y que se enfrenta con los principios defendidos por la curia.


La amistad, la familia y los afectos

Sin embargo, los jóvenes son personas con necesidades de afectos y vinculaciones y los de la comunidad de la parroquia San Antonio María Claret no son la excepción. Tienen una valoración muy alta hacia la amistad. Reconocen que lo que les importa es la lealtad, ya que consideran que ese elemento es discriminador en sus relaciones. La mayoría de los integrantes de la comunidad reconoce que tiene, al menos, una amistad de más de cinco años y que el buen humor es muy importante para ellos y la confianza que logran construir.



Pocos han perdido amigos, pero aseguran que quienes se han ido del lado de ellos, no eran realmente sus amigos. Creen que pocos elementos son más importantes que la amistad y la familia.


En cuanto a los afectos, se reconocen expresivos, pero en una faceta que sienten más propia. Laura, que pasa gran parte de su tiempo con sus abuelos, cuenta que una de sus formas de disfrutar a su familia es disfrutar el fútbol, sentarse junto a él a gritar los goles y a conocer del deporte a través de los ojos de la experiencia de su abuelo.





Son tecnologizados. Internet es parte de su vida para conocer lo que pasa y lo que es importante. Fotolog, blog y Facebook son palabras muy comunes para comunicarse con el mundo, y sienten que si no están ahí, no existen. No obstante, utilizan más la tecnología para aproximarse a sus amistades que físicamente están más lejanas o que por razones de tiempo no pueden ver de manera tan frecuente, y priorizan el contacto personal por sobre el tecnológico. Aquí, el aspecto neoliberal y la globalización se dan la mano, tomando como aprendizaje su propia vida, sus vínculos y su mirada al entorno.

Claramente, los jóvenes entrevistados aún están en etapas de cambios. La religión siempre ha sido un elemento que ha normado sociedades y en ella hoy este grupo se sienten representados. Cabe preguntarse cómo lo hará esta milenaria institución para seguir atrayendo a los que más adelante comiencen esta metamorfosis de paradigma. Los resultados los veremos en algunos años más, con las nuevas construcciones sociales que utilicen, y en el mundo en que ellos deseen vivir .